Cierta
mañana se encontraba el poeta Gustavo Adolfo Bécquer caminando por las
afueras de su Sevilla natal, mientras recorría los típicos puestos
comerciales del siglo XIX. En un momento se topa con un vendedor de
huevos que lo reconoce sin esfuerzos y luego de saludarle admirado,
pidióle por favor que exprima todo su encanto poético para ofrendarle un
delicioso slogan para su pequeña empresa avícola. Bécquer entonces saca
a relucir una primorosa frase, propia del movimiento posromántico, que
finalmente hace millonario al señor Álvarez.
#nosubasesoHDP #IgualQueElPorno #CalientitosYEncacados
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