Si
hay algo que hemos visto desde siempre, son las notas que dejan las
vetustas vecinas de los edificios, pegadas en las paredes de los
ascensores: Que está muy fuerte la música, que basta de la escuela de
TAP en el 8vo, que el baterista toque más en silencio, que el chorro de
pichí no lo apunte tanto al agua del inodoro o que aflojen con la
fritanga que el palier parece una rotisería.
Aquí vemos
un caso, que la señora hizo llegar hasta la mismísima Sociedad
Protectora de Animales, por lo cual los médicos y colaboradores de la
organización no pudieron evitar estallar en carcajadas, hábilmente
disimuladas por uno de ellos, poniendo rápidamente un video de Capusotto
en Youtube en la compu.
La señora fue finalmente derivada a llamar
al 144, para denunciar un caso de violencia familiar, pero que nunca
entendió por qué.
#nosubasesoHDP #NiUnaGotaAfuera #CuidemosLaAlfombraPersa
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