Podríamos
decir que a esta señorita no le han enseñado modales, de cómo una dama
debe colocar las piernas para sentarse. Que además nunca escuchó los
consejos de la abuela con respecto a la ropa interior. Que el calor de
un boliche no justifica esa postura y muchas cosas más. Pero lo
irrefutable, lo incontrastable, lo indiscutible y lo evidente, es que a
ese short le sobra demasiada concha.
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